viernes, 26 de agosto de 2016

Palabras y teatro

"Bien sabían los alejandrinos que esto eran palabras y teatro" (K. Kavafis, "Reyes alejandrinos")
El escenario político consiste en una lucha, en ocasiones encarnizada, por la conquista del poder por parte de las diferentes opciones políticas reunidas en torno a esas asociaciones que llamamos partidos. Una vez conquistado el poder, la opción política vencedora nos dirá que la Arcadia feliz que nos prometieron a fuerza de demagogia es imposible de alcanzar. Nos la fían para largo aplicando políticas alejadas de su discurso inicial. La realidad se impone, nos dirán. Como si la realidad cambiara de un día para otro.

El discurso político, mientras no ha alcanzado el poder, es un espejismo en medio del desierto social que la ciudadanía sufre. Una vez que el poder político ha sido alcanzado, el espejismo se desvanece delante de nuestros ojos, sumiéndonos en un estado de perplejidad. Y de la perplejidad no saldremos evadiéndonos de la realidad, sino asumiendo nuestra responsabilidad frente a la misma y combatiéndola a fin de transformarla.

Acabo afirmando lo obvio -al menos en mi opinión-: cuando ejercemos nuestro derecho al voto, votamos espejismos. No lo dudemos, no seamos ingenuos. Por ello nos plantamos con los brazos en jarras frente a los negadores de que "otro mundo es posible" aquí y ahora. Y el "otro mundo posible" no transita, frente a lo que nos quieren hacer creer otra cosa, por el camino de la conquista del poder político. La historia, la mayoría de las veces si no en todas, así nos lo confirma.

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